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¿Por qué cada vez menos jóvenes creen en la democracia?
June 16, 2024 at 2:10 PM
by Evalúa SAS
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Uno de los factores más destacados es la desilusión con las instituciones democráticas. Los jóvenes ven a menudo cómo las promesas electorales no se cumplen y cómo las decisiones políticas parecen beneficiar a una élite reducida en lugar del interés general. Esta percepción de corrupción y falta de transparencia mina la confianza en el sistema democrático.

Las crisis económicas recurrentes y la creciente desigualdad económica también han jugado un papel crucial. Los jóvenes que ingresaron al mercado laboral durante o después de la crisis financiera de 2008 se enfrentan a un panorama laboral precario, con altas tasas de desempleo y trabajos temporales mal remunerados. Esta situación crea un sentimiento de desesperanza y frustración, y los discursos populistas de extrema derecha, que prometen soluciones rápidas y radicales, resultan atractivos.

La globalización ha traído beneficios económicos pero también ha generado incertidumbre. La migración, en particular, se ha convertido en un tema controvertido, con algunos sectores de la población viendo a los inmigrantes como competidores por trabajos y recursos. La extrema derecha ha sabido capitalizar estos temores, presentándose como defensores de la identidad y seguridad nacional.

Los medios de comunicación y las redes sociales tienen un impacto significativo en la formación de opiniones. La proliferación de noticias falsas y la polarización en las redes sociales han contribuido a la desconfianza en las instituciones tradicionales. Los jóvenes, que son usuarios intensivos de estas plataformas, están expuestos constantemente a mensajes que cuestionan la validez de la democracia y promueven ideologías extremistas.

Hay también un cambio generacional en los valores políticos. Los jóvenes de hoy, a menudo más críticos y menos conformistas que generaciones anteriores, buscan formas alternativas de participación política. Para algunos, esto significa apoyar movimientos radicales que prometen un cambio drástico frente a lo que perciben como un status quo ineficaz.

Hasta la aparición de Vox, se consideraba que España estaba inmunizada contra la ola de voto ultra debido al recuerdo cercano de la dictadura de Franco. Sin embargo, la situación económica, la crisis catalana y la percepción de corrupción han erosionado esta inmunidad. Vox ha sabido canalizar el descontento, especialmente entre los jóvenes, mediante un discurso directo y provocador que promete restaurar un orden percibido como perdido.

Portugal, otro país con un pasado reciente de dictadura, también ha visto un crecimiento significativo de la extrema derecha con el partido Chega! obteniendo un notable número de escaños en las últimas elecciones legislativas. Esto indica que la memoria histórica de regímenes autoritarios no es suficiente para prevenir el auge de movimientos extremistas cuando las circunstancias socioeconómicas son adversas.

En Chile, el Partido Republicano de extrema derecha se ha consolidado como una fuerza política significativa, ganando incluso la mayoría del consejo constitucional. En Argentina, la vicepresidenta Victoria Villarruel ha llegado a reivindicar la junta militar durante la campaña, un hecho que no impidió su elección. Estos ejemplos demuestran que el descontento y la desilusión con las democracias pueden llevar a la aceptación de discursos autoritarios.

La creciente desafección de los jóvenes hacia la democracia es un fenómeno complejo influenciado por factores económicos, sociales y políticos. Para contrarrestar esta tendencia, es crucial que las democracias se renueven y se hagan más inclusivas y transparentes, abordando las preocupaciones y necesidades de las nuevas generaciones. Solo así se podrá restaurar la fe en un sistema que, a pesar de sus fallos, sigue siendo la mejor garantía de libertad y derechos humanos.

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